El ciberbullying se suele asociar al uso asiduo de redes sociales en el segundo ciclo del nivel primario y el inicio del secundario. Sin embargo, es clave poner el foco en los chicos y chicas de entre seis y nueve años que con uso cotidiano de juegos online y plataformas digitales suelen trasladar hostigamiento presencial al plano online.
Los adultos en general, y los familiares en particular, suelen asociar el debut digital de los chicos y las chicas con la entrega del primer celular propio o con la creación de cuentas personales en redes sociales. Es en ese momento cuando los adultos responsables brindan consejos y se preocupan por estar presentes ante la posibilidad de que surjan diversos riesgos, entre ellos, el ciberbullying u hostigamiento digital.
Sin embargo, se observa una gran invisibilización y negación sobre el trayecto digital previo que niños y niñas desarrollan antes de tener un celular o una cuenta en redes sociales. Lo cierto es que desde el inicio del nivel primario, o antes, muchos y muchas juegan online con otras personas o utilizan redes sociales o servicios de mensajería instantánea prestadas temporalmente por adultos. En estos usos infantiles de las plataformas digitales se generan vínculos y encuentros con otros y en esos encuentros, como es de esperar, pueden surgir tensiones.
El ciberbullying es el correlato digital del bullying, término que hace referencia al hostigamiento permanente, sistemático y sostenido en el tiempo entre niños, niñas y adolescentes en entornos escolares. El ciberbullying es parte de este fenómeno con ciertas características particulares: mayor alcance, exposición, perdurabilidad y diversidad de perfiles. Incluso quienes son víctimas del ciberbullying sufren sin descanso ya que reciben notificaciones en cualquier momento y hora.
Quien es víctima de hostigamiento digital sufre un dolor real y en ese sentido es clave que las y los adultos responsables comprendan la magnitud del problema y no lo minimicen. Se observa en muchas experiencias que padres, madres, familiares o incluso docentes reaccionan ante casos de ciberbullying haciendo de cuenta que el problema es meramente digital y que con la retirada del chico o chica de la plataforma, la situación se acaba. Es indispensable comprender que este fenómeno, sea en el espacio que sea, es social y vincular y que su abordaje debe hacer foco en estos aspectos.
En la infancia, los chicos y chicas no tienen aún la maduración emocional para hacer frente en soledad (como suelen estar frente a las pantallas) al hostigamiento de pares, muchas veces de grupos de pares que atacan y agreden. La angustia los absorbe y no tienen en claro quién es su cuidador o cuidadora en espacios digitales. Se sienten solos.
La clave entonces es comprender el real inicio digital de chicos y chicas y en ese momento brindar consejos, abrir espacios de escucha atenta y conocer las plataformas utilizadas para incorporar herramientas instrumentales de cuidado: bloqueo, denuncias y configuraciones.
Es necesario que la crianza incluya los espacios digitales para que chicos y chicas comprendan que todos sus valores y el respeto hacia los otros deben ser expresados también allí. Que no existe un desdoblamiento de la personalidad y que hay responsabilidad sobre sus actos, incluso en la Web. Fomentar valores de convivencia digital sanos y empatía hacia los otros es indispensable, y para eso deben estar los adultos de confianza como canales de vehiculización y mediadores.
No minimizar, empatizar y sobre todo, charlar diariamente sobre los usos y preferencias digitales lo antes posible son los pasos indispensables para educar ciudadanos y ciudadanas digitales respetuosos y acompañados.
Autora: Lucia Fainboim, Directora de Educación, Faro Digital (Ong para la construcción y promoción de una ciudadanía digital).