Es frecuente que pensemos y preguntemos “qué app de control parental podemos usar” para administrar el uso excesivo y a veces inapropiado que nuestros hijos hacen de las redes sociales y del Internet en general. Pero, ¿te has detenido a pensar que quizás nosotros los adultos también necesitemos un “control” para moderar nuestro uso de los recursos digitales a nuestro alcance?
El ciberbullying es posible gracias, en parte, a la gran cantidad de tiempo y actividades que los niños y jóvenes realizan en medios digitales. Entonces, como padres una estrategia a considerar es el propio control del uso de estas herramientas.
Algunas señales que como adultos podemos vigilar y que pueden estar dando el ejemplo equivocado a nuestros hijos incluyen: nos relacionamos con personas desconocidas solo de forma virtual, tendencias compulsivas a navegar o revisar redes sociales a cada minuto, adicción a la ciberpornografía o al cibersexo, otras compulsiones en línea como juegos, apuestas o compras.
Un primer paso podría ser instalar una app como QualityTime. Se trata de una app que nos informa cuánto tiempo usamos el móvil y haciendo qué.
DOS. La ignorancia tecnológica voluntaria es dañina.
Vivimos en una época donde el “no sé” y el “no me interesa” ya no es una opción si somos padres de nativos digitales presentes y futuros. El idioma ya no es una barrera toda vez que contamos con herramientas como Google Translate o la opción de subtítulos traducidos en YouTube, por ejemplo.
No se trata de ser “experto” en cada aplicación, sitio web o tendencia, pero sí de tener una actitud flexible y abierta para aprender cosas nuevas. Una característica idónea de un padre o madre de nueva generación es la capacidad de ser autodidacta.
Algo importante, no se trata de aprender para “vigilar” a los hijos sino de aprender para entender y utilizar de mejor forma las herramientas que la tecnología nos ofrece, para hablar con los jóvenes no desde una posición de “extranjero” sino progresivamente, en el mismo idioma.
TRES. No podemos tapar del sol con un dedo.
En América Latina los datos sobre ciberbullying son escasos e incompletos. Por lo tanto, nos queda guiarnos por las tendencias en otras latitudes.
Según estudios realizados (en EE.UU.) por la Escuela de Trabajo Social de la Universidad de Tulane cerca de 1 de cada 3 estudiantes experimentan ciberbullying a lo largo de un año lectivo. De estos solo el 15% lo admite.
Por otro lado, 70% de los estudiantes, desde kínder hasta el último grado de secundaria han sido testigos de algún caso de ciberbullying. Las niñas y adolescentes mujeres enfrentan el doble de posibilidades de sufrirlo. Es hasta 7 veces más probable que los niños sufran ciberbullying de “amigos” que de desconocidos.
El ámbito digital agrega algunos factores negativos al acoso usual. Según expertos ante el acoso en persona muchos bulliesse detienen si un tercero interviene, pero en digital, no solo suelen haber menos testigos, sino que menos niños y jóvenes se sienten invitados a intervenir.
Un factor importante, que destaca un estudio de la Universidad de Warwick, es que los acosadores no salen a buscar a sus víctimas al Internet, sino que las identifican “offline” (en la escuela o vecindario) y luego extienden su acoso a las plataformas digitales.
CUATRO. La disciplina y el rigor sí surten efecto.
Ya con la información sobre como de hecho utilizamos, por ejemplo, el móvil entonces podemos optar a otras como Offtime, Moment, BreakFree, Flipd, AppDetox o Stay on the Task para autoeducarnos en el uso de nuestro tiempo en línea.
CINCO. Nada supera a la verdad.
Los niños y jóvenes deben saber a qué se enfrentan y cuáles son las consecuencias reales de un ataque de ciberbullying, tanto desde la perspectiva de quien lo sufre como de quien potencialmente podría perpetrarlo. Desde lastimar los sentimientos de un compañero hasta meterse en problemas legales serios (si circula información difamatoria o si comparte la foto íntima de un tercero, por ejemplo).
Las redes logran desinhibir a muchos usuarios de todas las edades y con facilidad se pierde la perspectiva de la gravedad de los propios actos y sus consecuencias. Es importante, como padres, entenderlas y comunicarlas.
La vida ocurre fuera del móvil y de la computadora, pero cómo nos van a creer nuestros hijos si no les demostramos que tenemos una vida real y muy palpable “offline”.
Con información de Helpguide, Tulane University, Compartitech.
Autor: Claudia Cruz – @ccruz