Cuando tenía 10 años, iba a clases de ballet. Todos los miércoles, al salir de clase, me dejaba caer por el restaurante en el que mi padre, que tenía un pequeña subcontrata de construcción, todavía estaba “comiendo” con sus clientes, promotores y jefes de obra. Cada miércoles me invitaban a una Fanta y me preguntaban: ¿Qué quieres ser de mayor? Y mi padre contestaba: Ingeniero.
Así que desde los 10 años, nunca dudé de que las niñas, además de bailar ballet, podían ser Ingenieros.
En una época sin Internet, ni ordenadores, ni móviles, mi padre extendía unos planos de obra en la mesa del comedor y, jugando con la calculadora, calculábamos juntos los kilos de hierro que necesitaba para hacer el presupuesto.
Cuando 14 años más tarde recibí mi título de Ingeniera de Teleco, gracias a la recién publicada orden ministerial que regulaba el femenino en las titulaciones, mi padre se sorprendió mucho de aquella palabra malsonante. También se emocionó hasta las lágrimas por ver cumplido un sueño que era tan suyo como mío.
En aquella época, en pleno boom de las TelCo, las chicas representábamos el 20% de mi clase de primero. 30 años después, el porcentaje de mujeres en las carreras TIC se sitúa alrededor del 12%. Pasadas de moda, no parece que hayamos conseguido que las jóvenes se interesen realmente por un campo que, sin embargo, sigue teniendo una gran demanda de profesionales en nuestro mercado laboral.
No descubro la pólvora si digo que, a partir de los 12 años, las niñas empiezan a sentir un sesgo hacia las asignaturas de ciencias y matemáticas. De alguna forma creen que estas asignaturas son difíciles y aburridas. La falta de referentes femeninos refuerza el rechazo de las niñas y adolescentes hacia la tecnología.
En los últimos años muchas instituciones públicas y empresas privadas están haciendo esfuerzos para que esto cambie. Como miembro de PowertoCode, asociación sin ánimo de lucro embajadora de Technovation Girls, agradezco enormemente la acogida y el apoyo que recibimos de pequeñas y grandes empresas y de ayuntamientos que incorporan el programa en su oferta de actividades municipales.
Personalmente opino que la gran diferencia está en el ámbito familiar. Solo nosotros/as, como progenitores, podemos generar interés y construir la confianza de nuestras hijas desde su infancia, antes de que las asignaturas y los sesgos lleguen a sus vidas.
Estos días de confinamiento son el momento ideal para descubrir a las niñas que las ciencias y las mates son divertidas. La ingeniería, la física, son algo natural, que se aprende jugando, que está en la naturaleza. ¿Por qué no dedicar unas horas a hacer experimentos caseros, como los que proponen en este artículo de Sapos y Princesas?
La falta de referentes femeninos convierte estas carreras en estudios para “frikis”. Sin embargo, cuando la tecnología se aplica a algo concreto, las chicas sí se muestran interesadas. Aquí radica el éxito de Technovation: desarrollar una app para resolver problemas sociales. Esa es también la clave en algunas nuevas titulaciones universitarias, como Ingeniería de la Salud, un grado de informática de la Universidad de Sevilla que cuenta con un 50% de mujeres.
Aprovechad estos días para destacar cómo las TIC son esenciales en esta crisis: nos permiten teletrabajar, seguir en contacto con los que están lejos, disfrutar de distintas formas de ocio. La tecnología está en nuestros hospitales, ayudando a los sanitarios a salvar vidas. El big data permite estimar la evolución de la pandemia. ¿No querrán nuestras hijas ser parte de esto en el futuro?
Las niñas necesitan referentes femeninos cercanos. Siempre que podáis, acercad a vuestras hijas a mujeres reales que trabajan en TIC. No hace falta ser Supergirl. Basta con demostrar pasión por lo que haces. En los últimos años se ha hecho un esfuerzo por publicar o filmar biografías de mujeres pioneras en distintos campos científicos y por romper con los estereotipos femeninos. En la web de Sapos y Princesas encontramos recomendaciones de libros y películas que son una muy buena opción para compartir con las niñas estos días en casa. En Internet podéis encontrar también recursos educativos adaptados al público infantil. Os propongo las actividades gratuitas de code.org, que utilizan personajes de Disney para sus cursos de programación.
Si vosotros/as creéis, como creía mi padre, que vuestras hijas pueden ser Ingenieras, entonces estarán un paso más cerca de conseguirlo. Porque vuestras expectativas son lo que realmente necesitan para creer en ellas mismas.
Autor: Alicia Mancheño Plaza, Coach de Technovation Telefonica Team.